"Si no hubiera guardado el sonido en esta lata, pensaría que todo fue un sueño", sucedió en uno de los tantos viajes que hice de exploración a la selva, unos niños me invitaron a dar un paseo por el lugar, era ya de noche cuando entramos por una vereda, y al llegar al final del camino uno de ellos me señaló emocionado a un grupo de duendecitos que se divertían jugando con unos artefactos que unos turistas habían dejado hace tiempo.